Me quedo en tu orilla
“Al final, siempre vuelvo a mí... Perdón por el retraso”
Abro la mirada al otoño y miro al tiempo, ese amigo que, silencioso, siempre va de tu mano. Me he detenido a no pensar más, a convencerme de que lo que venga llegará sin esperarlo. Reflexiono sobre la fuerza, la que tiene que invitarnos a seguir hacia delante, sin más pretensiones que vivir a tope cada minuto que pase.
He recorrido los días, los caminos por los que nado y he sentido la pasión de las horas, ese sonido inconfundible del mar que duerme dentro de nuestro cuerpo después de cada verano. He volado con los minutos y he decidido ser, sentir que nunca es tarde y que la vida está ahí, siempre esperándote. Y es que, si sufrir es crecer, mi tren se detiene en la estación, a mirar los paisajes verdes, rojos, azules... del olvido diario.
Me he parado a buscar un sueño, a decirme que puede ser verdad y que, siempre, siempre, hay una salida hacia el cielo, ese que nos espera siempre. Te digo que grito, que estoy gritándote, para que nunca faltes, para que siempre te quedes conmigo, esperanza.
Abro la mirada al otoño y miro al tiempo, ese amigo que, silencioso, siempre va de tu mano. Me he detenido a no pensar más, a convencerme de que lo que venga llegará sin esperarlo. Reflexiono sobre la fuerza, la que tiene que invitarnos a seguir hacia delante, sin más pretensiones que vivir a tope cada minuto que pase.
He recorrido los días, los caminos por los que nado y he sentido la pasión de las horas, ese sonido inconfundible del mar que duerme dentro de nuestro cuerpo después de cada verano. He volado con los minutos y he decidido ser, sentir que nunca es tarde y que la vida está ahí, siempre esperándote. Y es que, si sufrir es crecer, mi tren se detiene en la estación, a mirar los paisajes verdes, rojos, azules... del olvido diario.
Me he parado a buscar un sueño, a decirme que puede ser verdad y que, siempre, siempre, hay una salida hacia el cielo, ese que nos espera siempre. Te digo que grito, que estoy gritándote, para que nunca faltes, para que siempre te quedes conmigo, esperanza.
1 Comments:
Gracias, gracias, gracias...
Por salvar con tus palabras los restos de un día que sumerge sus pies en el mar y extraña aquella tierra del Este.
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Anonymous, at 08 October, 2009
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